martes, 8 de febrero de 2011

Quieren imitar en todo al copetón

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Ciudad Perdida

Los entuertos de las alianzas

En el PRD, una discusión por demás inútil

Miguel Ángel Velázquez

Para entender por qué hay tantos políticos perredistas interesados en competir por la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, habría que advertir que para elevarse a esas alturas, cuando menos hasta ahora, no se requiere de un proyecto concreto que exponga ante los habitantes de la capital por qué lado de la banqueta caminaría él o la que los gobernará.

Por lo pronto, como dotados de copete, algunos pretenden convertirse en candidatos sin discurso, sin promesa, sin compromiso, pero con mucha publicidad. ¿Será tal vez que, según quienes los manejan, eso de tratar de interesar a los votantes en un proyecto no es lo de hoy y las elecciones se ganan sólo con imagen y los compromisos se hacen en lo oscurito?

¡Con el pueblo ningún compromiso, al pueblo lo convence la tele! Los compromisos se hacen antes de la campaña, en lo oscurito, con los que aflojan para comprar el voto, con nadie más.

Frente a esa preocupación el PRD en el Distrito Federal piensa poner reglas para la competencia interna, aunque la primera, por el momento la más importante, ya la impuso Marcelo Ebrard, quien poco antes de terminar el año, en una comida, exigió a quienes laboran en su gabinete dejar la cartera si su intención es hacer campaña para la jefatura de Gobierno.

Así se fijó esa primera regla, que parece no haber tenido ningún impacto en quienes aspiran, pero no juegan en el primer equipo de Ebrard. Tal vez el caso más conocido, porque rebasó incluso los limites del territorio que gobierna, es el jefe delegacional de Gustavo A. Madero, Víctor Hugo Lobo, quien echó mano de cuanta barda se le puso enfrente para publicitar su imagen. Aunque si a desvergüenzas vamos, la de mayor alcance es la del senador chucho Carlos Navarrete.

Entonces, Manuel Oropeza, quien encabeza al PRD en la capital, tiene en mente cerrar la puerta a los chanchullos, es decir, al uso de los dineros públicos en campañas disfrazadas que no engañan a nadie, y que perjudican no solamente al que tiene aspiraciones, sino al partido en su conjunto. Por eso, porque todo mundo sabe de qué se trata y para dónde van.

Curioso, lo que no se publicita, lo que parece que no hay, es una idea clara del para qué se quiere gobernar la ciudad de México. Lo que parece que sí entiende Oropeza es que la mayoría de los habitantes de esta capital no quieren cambiar el rumbo, por lo que el candidato deberá no sólo lucir credenciales, sino garatizar el camino que las mayorías han impuesto.

Sin duda el camino es difícil porque parece que esa parte, la que debería ser la más importante para candidatos y población, no cobra la importancia que tiene, y se puede llegar a la jefatura de Gobierno sin un plan que esté aprobado por el voto.

Y para completar hay quienes aseguran que dentro de unos días habrá de discutirse en el propio partido si en el DF se debe ir en alianza con el PAN. La descabellada idea parte del accionar fracasado de los azules en todo el país, pero principalmente en esta ciudad. Lo raro es que Oropeza, que se ha declarado una y otra vez en contra de las alianzas con la derecha, ahora da vía libre a una discusión inútil en la ciudad de México. La cosa es que si Oropeza no ha cambiado de forma de pensar, a lo mejor ya lo sometieron a esas presiones que no aguantan los mal cimentados, y que no nos vaya a salir con el cuento de que todo eso es en bien de la democracia. Eso que no.

De pasadita

Hoy se pone en marcha la línea 3 del Metrobús. Para ser claros debemos decir que la obra no está concluida en su totalidad, y eso es responsabilidad del secretario de Obras, Fernando Aboitiz. Y como dijo un amigo mío, que cada palo cargue su vela. ¿O qué, hay que echar la culpa a otros, como acostumbra ese funcionario?

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